
`Honor a quien honor merece`, siempre funciona como cliché. Y nada mas grato que ver a figuras como las homenajeadas en esta gala.




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Pero como no todo es malo, también hay que ser justos.
Es lamentable que estos premios hayan «evolucionado» mas hacia el performance de las presentaciones de los artistas y/o invitados internacionales, que en torno a los mismos premios en sí. Ya la ceremonia de premiación no es el eje central de la misma. Pero siempre queda algo bueno.
Debo decir que de la Alfombra Roja, lo mejor fue el trabajo como moderador de Francisco Vásquez, y de Francisco Sanchis comentando sobre la moda de la pasarela.
Punto para El Gallo Lester que entró como gallo a su gallinero y acaparó la atención de las pollitas y el lente de los fotógrafos que cubrieron la actividad.
Para el inicio de la transmisión, a pesar de que todos estabamos preguntándonos qué sucedía, me pareció muy buena forma de anunciar a los nominados a obra de teatro, pero si hubiesen justificado esa entrada haciendo saber que estamos en el año del teatro, quizá todos nos enteraramos a tiempo. En fin.
La apertura con Fernando Villalona con sus hermanos (y unas cuantas libras que no le dejaron hacer bien el paso del dominó), estuvo a la altura. Pero estamos en 2015, ¿ok?
En general, los números musicales estuvieron formidables, si dejamos de lado el constante problema técnico con el sonido desde el teatro, y un eco que hacia retumbar nuestros parlantes.
Buenas las apariciones de Trompo Loco, Los 3 Temores y Ñeñeco. Diría que lo mejor de toda la noche. Punto extra para la interacción entre Silvio Mora y Pamela Sued.
Premios como los de Josué Guerrero, Maria Castillo o Luis José Germán, arrancaron aplausos. Se nota cuando un reconocimiento es bien recibido, no solo por el galardonado, sino por el público. Eso dice mucho. Es una verdadera lástima que muchos premios se pasaran en diferido o ni siquiera se vieran.
El segmento In Memorian fue otro punto luminoso de la velada. Yaqui y Sonia recibieron un homenaje que debió rendírseles más en vida. Pero ahí estuvieron. Aprendamos de ellos en cuanto a disciplina y sacar lo mejor de nosotros. Otra figura que me tocó bastante, fue ver la imagen de nuestro querido loco manso de la zona pero sobre todo artista, e ido a destiempo: Ney D. Henríquez.
El Gran Soberano a la trayectoria de Iván García, me resulta mas que merecido. Amén de lo que se ha ventilado sobre si se lo dieron porque era para Romeo Santos, y como no vino, pues tuvo que echar mano de quien estaba.
Creo que esa cultura, tanto por Acroarte como por los artistas que se sirven de la coyuntura del momento, debe eliminarse. Tenemos casos de figuras que «pueden esperar». Otras que estan pasadas ya. Muchas que están en su punto siempre. Por supuesto, no se puede complacer a todo el público, pero Acroarte es la primera que debe imponer el respeto desde adentro.
Queda mucho por aprender y tachar.
Hasta el 2016, erredianos.
MB._
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Y aquí estamos de nuevo. La tijera nos une, en otra entrega que sigue repitiendo los mismos errores.
Iniciemos por esos detalles que creíamos superados como los fallos técnicos de micrófonos que pierden la voz, digo, el audio; tiros de cámara sin coordinación aparente; gente pasandole por el frente a un entrevistado; mala dicción por los hosts; …
Más de lo mismo, en un show con dos horas de «alfombra roja» y tres en una puesta en escena que resultó aburrida y sin nada novedoso, para muchos.
Me gusta como se supera cada año esa Alfombra Roja. Vimos trajes color chele, mucho azúl eléctrico, una comparsa de algún país africano, atuendos propios de eventos taurinos, y hasta Sasha dió su número. El desubique estaba a pedir de boca y no faltó quien sintiera nostalgia por el otrora nombre de la premiación, y lo pronunciara sin rubor: Premios Casandra.
Accesar y aperturar, fueron verbos que dijeron presentes, así como bendecir a cada segundo la ceremonia. Sin olvidar esa pantalla con la señal fuera de registro y que no podía leerse nada de lo que proyectaba, ubicada en el set de transmisión de la alfombra.
Mención especial para el momento cuando Kinito Mendez casi besa en la boca a Fefita La Grande, al saludarla.
Got Madonna/Drake moment?
Ya iniciado el evento oficial, notamos un intro muy flojo para dos figuras como Mariasela y Cuquin, a quienes se les pudo aprovechar mas.
Como ha venido ocurriendo en los últimos años, no se prioriza la entrega de premios, ya sea porque se entreguen fuera de cámara o esperan generar expectativa en el público. Pero por ejemplo, no es posible que una categoria como Merengue del Año se entregue al inicio de la ceremonia, cuando es uno de los premios mas esperados casi al final.
Errores como salir a presentar un premio pero sin el sobre del ganador a mano, es grave y desluce cualquier evento. Al igual que anunciar un ganador y mostrar ante el público con cara dura, una expresión de insatisfacción, (quizá) por no ser la agraciada. We will catch you Pamela Sued.
Pasando al In Memorian, en un tuit decía que ojalá los que quedan vivos aprendieran de los que se fueron, al ver las fotos de los fallecidos. Pero por lo visto, lo que falleció este año fue el sentido común de que solo era apreciable para los presentes en la sala, mas no para los televidentes. No pudieron apreciarse las imágenes de las personas ni sus nombres. Y para completar, dicen «algunas redes sociales», que no se vió la foto de J. Eduardo Martinez quien fuera el primer presidente de Acroarte, y que murió hace apenas unas semanas. Diiiicen. LA MEN TEI BOL!!!
Caso parecido ocurrió con el Homenaje a Oscar de la Renta. Todo fue para los asistentes de la sala. Y a lo lejos en el fondo del escenario, se pudo apreciar que algunas modelos desfilaban con vestidos del diseñador (creo necesitar un trago para poder continuar).
Para finalizar (sí, porque estoy jarto y ya tengo pique), ¿cuál es la necesidad de traer a tantos invitados internacionales, a un país donde nos sobra talento pero que le falta oportunidad?
Puedo entender que el canal oficial de la transmisión tenga acuerdos para dar prioridad a su elenco y/o invitados de programas asociados.
Pero también, … Ok. Ya entendí.
Por otro lado, ¿para que diablos usted trae un invitado si lo pondrá a entregar premios en un segmento diferido? Pobre Charlie Zaa.
Son observaciones como espectador. Quedaron mas detalles, pero creo que he dado muchos detalles que podría corregirse. No se en cuantos años, pero pueden corregirse.
En fin niños.
Mas de lo mismo.
Los mismos errores.
Y no aprendemos.
MB._
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Asistir a una fiesta donde los invitados vayan con escepticismo, es algo que debe halagar a sus organizadores. Aunque haya experimentado una baja asistencia con respecto a su convocatoria anterior.
En cuanto a mí se refiere, no puedo dejar pasar la oportunidad de quejarme y atacar como todo el que asiste a la Plaza de la Cultura, sobre como volvemos a lo mismo: desorden, caos, calor, stands innecesarios y por supuesto, menos incentivo a la lectura.
Pero antes de iniciar mi recorrido por esta decimoséptima entrega de «la fiesta de la cultura», quise `recorrer` el evento por la panacea errediana de los últimos tiempos: las redes sociales (OJO solo Twitter aplica a las RSS en ERREDE.) Y todo se leía/veía bonito. Si hasta un concurso de `selfie` había, todo auspiciado con el dinero de mis impuestos, sobre todo con una institución que nada tiene que ver con literatura (excepto, la de los libros de contabilidad que deberían auditarle 4 veces al mes, mínimo.) En fin, que el fin de semana previo a su clausura, me encaminé a la estación del Metro (recuérdenme luego escribir algo sobre la parada inicial/final de este transporte/servicio.)
Al llegar, me invadió el jolgorio y un breve sentimiento gregario me dijo que la pasaría bien. Falso. No me sentí para nada jacarandoso cuando ví que al lado del Teatro Nacional no estaba la unidad móvil de Telemicro. ¡Que decepción!… para todos los que esperaban sentirse `urbanos`. En su lugar, estaba el stand del país invitado: Panamá. Así es que seguí directo a la recién inaugurada plaza de la Cantora de la Patria, ubicada frente al teatro… Una rustica columna (hecha a la carrera), le daba el toque delicado que necesitaba la desidia reflejada en unos ladrillos azotados por el tiempo.
Pero al menos, la música de nuestra Sonia Silvestre sonaba de fondo no solo en los altavoces, sino en Café Bohemio, ese lugar exquisito para encontrarse con personas desconocidas, y hasta con gente agradable. No sin antes evaluar el ROBO a la clara con esa declaración de gastos sobre el stand del Ministerio de Educación.
Y bueno, luego de aprovechar algunas ofertas en par de stands (librería de Cultura, Santillana e Isla Negra), el recorrido casi llega a su final con una visita al Museo de Arte Moderno, con una muestra de «Arte Panameño: Ayer & Hoy», y claro, la grata sorpresa de una expo sobre las caricaturas del siempre formidable Mercader (me dieron ganas de hacerme una `selfie`, pero luego recordé que ya no tenía chance de participar en el concurso antes mencionado.)
Mi visita a esta feria copada por el bulto mediático de las redes sociales, quedó resumida en `admirar` otros stands o encontrar ofertas literarias de Chespirito/Yoko Ono/Nick Vujicic y `obras clásicas` a mitad de precio. Por cierto, me alegra saber que Gabo fue un éxito de ventas al menos.
Y claro… saborear un pedazo de pizza en el reducido espacio que le dejaron este año al area de comida, junto a la atenta vista de dos cuerpos ante el desorden.
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