A pesar de que el avance y el progreso ya lo tenemos a un ´metro´ de distancia, hacer el trayecto hasta Chicharrón city, es placentero. Me trae muchos recuerdos, cruzar el puente sobre el Rio Isabela, con la antigua cementera a la izquierda, y la miseria del hoyo de chulín a la derecha. El depósito de chatarra al lado opuesto de la margen del rio, siempre me ha parecido el escenario ideal para rodar la 7ma parte de Terminator.
En el carro público en que me desplazo hacía mi destino, retumba la voz de un bachatero que clama ser coronado como el santo cachón, antes que ser abandonado por su media naranja, que le ha salido pluribraguetera. Puta, eso.
En el camino, recorro en mi memoria los años que viví en Villa Metro. Ahora, me siento extranjero en mi propio territorio. No es para menos.
Ya las columnas que soportan los rieles que amenazan la estabilidad económica de ´los dueños del pais´, distorsionan el paisaje de la fauna local, donde una doña mantiene la tradición de antaño, al echar en un caldero, las visceras disecadas de alguna vaca, perdida en una copla setentera.
Mis oidos, ya tienen el soundtrack perfecto que ambienta el aspecto de municipio que exhibe una localidad como Sto Dgo Norte. Si hasta ayuntamiento y un ´baton valé´ posee.
´Prime Time Of your Life´ de Daft Punk, me hace el coro en cada cabeceo que doy.
El chofer, hombre de poca fé en cuanto a los que no comparten la música de amargue, me mira de reojo.
– Amigo, pó uté va entretenío con su musikita – me dice, pero yo no le oigo.
Me hace seña con la mano, soltando el guia y con la otra mano echando los $12 pesos del pasaje en un envase de shampoo BPT, que le acaba de pasar una señora, que ocupa el asiento trasero.
Yo, que voy como co-piloto, observo la maniobra de ese enajenado de los ´bipers car´e gato´, y le respondo: ´Perdón chofer. Decia…?´
Ya con la mano izquierda en el volante, me repite la seña con la derecha, de que en las bocinas de mi MP4, hay una fiesta, y a él no lo han invitado.
– No, disiendo q uté va gozando con su musika – repite.
– Sí. Usted sabe, eso eso es pa´embullame un rato – respondo.
– Ahhh!!! – es lo único que le escucho decir.
En una parada de la OMSA, una mujer dá testimonio de que el peatón no es gente: con un bulto de ropa al lado, una niña en los brazos, y otro niño, tratando de hacer equilibrio sobre el aerodinámico asiento de metal, en la parada.
A la altura de Buena Vista 1era, contemplo lo que queda de la Vieja Habana, ahora convertido en una disco terraza. Que pena deberian sentir Los Diplómaticos de Haití, Bartolito y sus Bravos del Son, y también porqué no?, Chencha, ahora sin Bonyé a su lado.
– Pero amigo, eso q uté ta oyendo, suena duro! – me dice el chofer, que continúa – diablo, eso e´un chikichi chikichi, como una guira que uté lleva ahí sonando.
– Si ombe chofer, hay que matar el tiempo con algo – le digo, medio ´jarto´.
– Eso e´jun ´aipol´? – pregunta.
– Eh, no – respondo.
– Un celulal? – recontra pregunta de nuevo.
– Si – le digo para salir del paso, pero en esta ocasión más calmado.
– Yo no entiendo mucho to´esa cosa de agora, pero uté vé, un hombre bruto como yo, le guta tan enterao de to´la cosa q hay en la vida – me dice con ánimos de seguir la conversación.
Casi llegando a la Urbanización Primaveral, en la entrada de la Urb. El Edén, observo la altura de una de las estaciónes del metro, que en ese punto ha sido nombrada ´Mamá Tingó´. Paradójico, una activista que murió por sus tierras de cultivo, ahora recibe un homenaje de esta clase, en un territorio expropiado.
– Chofer dejame por donde pueda – digo, acomodando mis costillas maltratadas por el asiento.
– Ta´ bien amigo, cuidese. Yo sé q eso q uté lleva ahí e´jun ´aipol´, pero yo pa´ q uté sepa q lo atracadore tan acabando con eso japarato – me dice, mostrando una sonrisa adornada con un diente de plata, que de seguro nunca ha brillado, como el de Pedro Navaja.
pb