Disfrutar de escuchar en un mp3 player, el disco ´The New Sound Of The Venezuelan Gozadera´ de Los Amigos Invisibles mientras vamos en un carro público, no debe ser pecado. Menos, si el chofer insiste en subir el volumen del radio, para que oigas bien la voz de Pecos Kanvas, en ese gran tema, ´Feliz Navidad,… estés donde estés…´, sin importar en que época del año estemos. Lo único compatible de este hecho, es que ´los panas invisibles´, y Pecos, son venezolanos.
Así voy escuchando ´El Disco Anal´, cuando en vía contraria, un ágil ´muertorista´, hace zig-zag para llevar un Delivery, sin contratiempos.
En la acera del mismo carril donde nos desplazamos, viene la esperanza acompañada de dos niñas. A primera instancia, creo ver la versión Millenium de Piggy, la de los Muppets: una señora regordeta, con mejillas hinchadas. De seguro que los dedos de los pies y manos no aceptarían alojar un anillo en sus nudillos. En fín, todo un monumento a la gula. Y eso que en Sto Dgo se pasa hambre (no me vengan que el metabolismo, y esas pendejadas).
De pronto, caigo en la cuenta de que estoy haciendo un juicio de valor, basandome solamente en el físico de una señora, que va acompañada de dos criaturas indefensas, que lo único que le dicen a diario es: ´mami, tengo hambre, no te comas toda la comida´.
Me quito los pensamientos de prejuicio, por la imagen viva de una persona obesa. Me pongo a cabececar con ´El disco A-nal, el disco A-nal, el disco…´, cuando, oh! sorpresa, la señora, que se esta tomando (atragantando) un frio-frio, tira el vaso de foam en la acera.
Recapitulando, pienso: si no es por apariencia, minimo, el concepto ya tiene forma.
Que puerca: es Piggy, la de los Muppets!!!
pb