Hablar de nuestras manias, a veces es terrible.
Ni hablar de las fobias.
Pero cuando hablamos de lo que nos gusta o no, ya ´esa es otra pelicula´ (y no Dominicana, por suerte y por cierto).
Existen personas que detestan la impuntualidad, odian esperar, no quieren saber del desorden.
Pero del lado tierno, les fascina que besen su cuello, que le hablen al oido, que los detalles no se hagan esperar, etc.
Para bien, a esas personas, (mujeres preferiblemente), imagino que les gustaria sentir la punta de la lengua a la hora precisa y puntual en su cuello; siempre y cuando le susurren, abusando de la confianza que permitan, al desordenar su espacio terranal, tras sentir cuando le muevan el piso… verdad?
pb